Carnaval do Rio
Habían pasado ocho horas de vuelo. La película en la pantalla del asiento ya me había cansado. El avión había pasado por unas turbulencias que lo sacudieron durante un par de minutos. Miré por la ventanilla y vi la vasta inmensidad de la selva amazónica. La oscuridad del terreno se cortaba con algunas lagunas de luces: Brasilia, luego, bastante después, Sao Pablo.
Brasil era como una gran incógnita en nuestra idiosincracia norteamericana. Lo referenciamos directamente al canaval de Rio. El sambódromo, el descontrol, el samba, chica de Ipanema, la bossa nova. Lula es un caso extraño de presidente suramericano: accedió al gobierno de la mano del PT;la mayoría de los votos populares, después se transformaron en alianzas con la derecha política pero mantiene la confianza de los pobres y les retribuye ese voto con beneficios: las cuatro comidas que prometió en campaña.
La misma amazonia es un enigma para nuestro entendimiento, un lugar cargado de exotismo, lo salvaje, el canibalismo, la madera y el caucho.
No recuerdo bien quien fue ese magnate norteamericano que proyectó todo un imperio alrededor del caucho y el Amazonas. Acaso el viejo Ford? O Howard Hugges? Me inclino por el último. ¡Si habrá exentricidades entre nuestros magnates! La revista Fortune nos mantiene el orgullo en alto cada vez que publica la nómina de los cien hombres más ricos del planeta: cerca del cincuenta por ciento de los nombrados son norteamericanos.
Brasil es como el fenómeno, el ejemplo exótico, de Sur América. Donde conviven la miseria más profunda en las fabelas y la opulencia de los empresarios de Sao Pablo.
Generoso continente de contrastes. Nunca le dimos tanta importancia como se lo merece. Aunque nunca dejamos de mirar su desarrollo. Henry Kissinger siempre cuidó nuestros intereses en la región. Trabajó duro para preservar el status quo: el derrocamiento de Allende en Chile; el visto bueno a las dictaduras latinoamericanas; el negocio de los planes Brady y las deudas externas.
¡Qué maestro el Kissinger!
- Azafata. Una caipirinhia, please?
- Excuse me, sr. We don´t have caipirinhia.
- Vodka?
- Yes, sr.
-Thank you.
jueves, 9 de octubre de 2008
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