viernes, 24 de octubre de 2008

Join Venture

Corridas


Mi impresión de la ciudad no había variado desde la última vez que visité Buenos Aires. Una inmensa bola de edificios antiguos y construcciones modernas apilados como sopla el viento desde el río. Lo que cláramente se aprecia es una distinción entre el norte y el sur - un paralelismo en escala micro de las diferencias entre los hemisferios -.
Miré por última vez los números de las acciones y caminé hacie el Lloyd más cercano. Lo bueno de la City porteña es que todos los bancos están en cuatro cuadras a la redonda.
En ventanilla presenté mis credenciales y pedía hablar con el gerente de la sucursal.
El empleado me derivó a su jefe de finanzas y éste al mismo gerente.
- Buenos días. En qué podría ayudarlo?
-Yes. Quisiera hacer algunas inversiones através de su banco.
-Usted tiene depósitos en nuestro banco?
-Of course. Mi interés son las acciones de préstamos hipotecarios a dueños de campos.
-Ah. Pero mire que la situación entre los dueños de campo y el gobierno argentino ha sufrido algunos altercados.
-Yes, conozco el tema. Pero de todas maneras quisiera ver su cartera de morosos.
-Disculpe, pero eso es algo que no puedo facilitarle.
-Ah! Claro. Cuenta el Lloyd con una herramienta para adquirir bonos?
-En la bolsa señor.
-. Ok. Thank you.

El gerente no me cayó nada bien. Voy a tener que ir a la bolsa y encontrarme con Javier.
HAcía tiempo que no tenía noticias de Javier. Un corredor de la bolsa que trabajó conmigo en el 2001.

Mis negocios tendrán que esperar un par de días. Quiero pensar cómo voy a abordar a JAvier sin que sospeche mi alejamiento de Gross.
No quisiera que este corredor sospeche la oportunidad de entregarme a mi ex.

En la esquina me choqué con un policía que venía corriendo desde la cuadra anterior. El hombre perseguía a un "Croto" que saltaba por entre las personas, esquivándolas con ligeresa. El mismo mendigo a quien le había dado 20 pesos.

domingo, 19 de octubre de 2008

Iron´s tear

Los privilegiados

Mientras chequeaba mis mail en la notebook, pasaba la gente por la calle y un home less, un "croto" como dice los argentinos, se apoyó en el vidrio del ventanal donde estaba mi mesa. Miraba fijamente mi mesa y no dejaba de sacar los ojos en mis medias lunas. - Lástima que aquí no tengan donas -.
Lo observé durante un par de minutos en su postura casi inmovil. Quería dar lástima.
Llamé al mozo y le pedí que por favor quitara ese hombre de mi vista.
-Disculpe señor, pero no puedo echar alguien que está en la vereda.
-Cómo que no puede? No vé que me incomoda con su presencia?
- Lo entiendo pero no puedo echarlo.
- Esto es inadmisible! My God!

En ese instante pasó un policía y desde mi silla lo llamé con ademanes.
El policía se acercó a mi ventana, justo al lado del "croto".
-Excuse me. Quisiera que saque a este hombre de mi vista.
-Lo molestó, señor?
-Obviamente!
- A ver. Que le pasa hombre?
El mendigo lo miró y enseguida se fue a paso rápido.
-Gracias oficial. Muchas gracias.
- Para servirlo, señor.

En la notebook los índices de la bolsa de N.Y estaban en rojo. Las acciones líderes sufrían caídas del 5 porciento. Miré el Nasdaq y lo mismo ocurría con las compañías informáticas.
Tomé mi celular y llamé al banco de las CAimanes.

- Hello. My number is: 11aq005sr-54
-Yes. Mr. Jack.
-Yes. I want to know my counter?
-Yes. It´s OK.
- Well. I want to transfer all the counter to Argentina.
-Ok, Sr.
- Bank Lloyd. Number: 2215ab55
-Ok. The transfer is complity.
- Thank You.

Ahora tenía cerca mi dinero. Seguramente Gross estará chequeando todos los movimientos en los bancos de EEUU bajo mi nombre. Pobre.Hacía meses que estuve preparando mi golpe. Nada se me escapó.
Qué extraño. No sentí lástima por ese viejo zorro. Mi ex jefe debe estar moviendo cielo y tierra para encontrarme. Poor Gross.

El home less volvió a la ventana. Lo miré fijamente y sutilmente le hice un gesto.
El "croto" me miró extrañado. Llamé nuevamente al mozo y le dí un billete de veinte pesos. El mozo se lo dió al hombre y éste se fue enseguida.

jueves, 16 de octubre de 2008

Broken heart´s

No llores por mi Argentina

Decidí salir a pasear y recorrer el micro centro porteño. La "city" estaba cargada de caras largas. Sobretodo cerca de la bolsa de comercio. Tomé un café en Filo, una vieja confitería en San Martín y compre un Buenos Aires Herald. Quería ver qué opinaban los argentinos de la crisis en Estados Unidos.
El Herald informaba escuetamente sobre los sucesos en las bolsas del mundo. Luego de la euforia por el "rescate financiero" de los países europeos y norteamericano, la caida arreciaba contra las ilusiones de los vendedores de bonos y notas de las bolsas de todo el mundo.
Me acordaba de la caída del 97. La burbuja especulativa sobre los tigres del Asia se había pinchado estrepitosamente y arrastaba como un tsunami las cotizaciones del resto.
Mis clientes habían vendido todo antes de la caida y había puesto las divisas en un banco de las Caimanes.
Mi jefe había tomado la decisión correcta. Sus informantes lo habían asesorado y alertado a tiempo y no se guardó nada. Acudió al directorio y les habló de un ex alumno suyo, un tal Caballo, que había hecho un seminario intensivo en la universidad de Princeton. El tipo había acudido al pedido de los jefes del departamento de estado y en los 80 había nacionalizado la deuda privada adquirida durante la dictadura militar.
Los bonistas estaban muy contentos con la medida y enseguida supieron que cuando ese hombre asumiera, sería un soldado leal.
Mi jefe, Gross, lo volvió a ver por el 88. Habían tramado juntos un plan para colocar a este hombre en el pináculo del poder económico. La inflación y la corrida de precios en el 89 precipitó el desenlace. Caballo a los pocos años ocupaba la cartera de economía.
Gross pudo mejorar los activos de sus clientes durante los siguientes diez años. Cerrando con un broche de oro en el 2001. La fuga de capitales su planificada con antelación y con algo de encubrimiento.
Conocí al mejor discípulo latinoamericano de Gross en la casa central, allá por el 2002. El reconocimiento fue muy secreto aunque el discípulo pudo colocar su posición en una universidad norteamericana.
Los inversores contentos con sus buenos dividendos y su posicionamiento estratégico durante varios años. Habían conseguido capitalizarse y permanecer con la titularidad de varias empresas de servicios. Quien podía quejarse. Quién iba a matar a la gallina de los huevos de oro?

martes, 14 de octubre de 2008

Good morning B.A

En la tierra de Gardel


El avión dió varias vueltas sobre Buenos Aires. El piloto informó que el tráfico aéreo estaba cargado en estas horas y tardaríamos un poco en aterrizar.
Miré por la ventanilla y pude ver el verde de la pampa, el marrón del Río de la Plata, el gris de la gran urbe.
La azafata nos dirigió la palabra por última vez.
- Por favor, abrocharse los cinturones de seguridad. Todo objeto pequeño debe ser guardado. Nos preparamos para realizar el aterrizaje. Gracias por viajar en American Airlines.

Nos aproximamos a Ezeiza.

Buenos Aires es una ciudad fabulosa. Copia de cualquier ciudad européa pero con cierto modernismo que se agolpa de espaldas al río mirando el vasto territorio de la Pampa.
Tierra promisora. Con sólo recordar a ese tal Caballo, uno puede imaginar millones de negocios posibles.

El avión tocó pista y carreteó suavemente. El desembarque tardó diez minutos. El check in fue pasable. Los policias aduaneros apenas miran los pasaportes. Con mi attaché pasé sin inconvenientes:
- Motivo de su visita a la Argentina?
- Vacaciones. Me encanta el tango y el asado.
- Muy bien señor. Sus papeles están en regla.
- Gracias.
- Que tenga una buena estadía en nuestro país.
- Thank you.

Los taxis aquí son lo contrario a los de Manhattan. Son negros con techos amarillos. Allí la mayoría son amarillos. Aunque la idiosincracia de los taxista debe ser la misma; imagino. Son como una raza aparte.

- A dónde se dirige señor?
- Al centro. A la city porteña.
- Bien.
- Cuanto cuesta el pasaje?
- Unos treinta pesos, señor.
Diez dólares, pensé. - Ok.

La autopista Richieri nos conducía al centro de la urbe. Me perdíe en el paisaje. Casitas precarias, edificios monoblocks y un tráfico que se hacía cada vez más denso a medida que nos acercábamos a la capital. El taxista estaba escuchando radio mientras manejaba.

- Digame. Cómo está todo por acá?
- Quiere que le cuente? - dijo, mientras bajaba el volumen de la radio.
- Me interesaría. Hace años que no vengo a la Argentina.
- Bueno. Acá todo está patas para arriba. Hace poco escuchaba en la 10, cómo nos perjudicará la crisis en Estados Unidos. De yapa la presidente parece no escuchar las advertencias de los especialistas. El negro Gonzalez Oro le canta la justa a esa mina.
- La diez?
- Si, la radio.
- ¡Ah! y qué opina usted de la crisis?
- Para mí, que se caguen los yanquis. Y ese Bush. Es de terror.
- Si. Bush es bastante particular.
- Pero parece que están por arreglar todo. Ya pusieron la platita y hasta europa salió a apoyar. Lo seguro es que acá, algunos se aviven y con la excusa de la crisis, comiencen a echar a los trabajadores.
- Bueno, es una posibilidad.
- Es lo más seguro señor. Ah, de dónde viene usted?
- De los Estados Unidos.

El taxista no dijo ningún comentario y se sumergió en su radio diez.

"Las callecitas de Buenos Aires tienen ese nos e que. ¿Viste?" Decía el tango que sonaba por la radio. Miré la ciudad. Llena de pozos y atestada de vehículos. Los edificios del micro centro son tan grises como los de Wall Street.
Por suerte hay un Sheraton en cada ciudad importante del mundo.

-

jueves, 9 de octubre de 2008

Brazil

Carnaval do Rio

Habían pasado ocho horas de vuelo. La película en la pantalla del asiento ya me había cansado. El avión había pasado por unas turbulencias que lo sacudieron durante un par de minutos. Miré por la ventanilla y vi la vasta inmensidad de la selva amazónica. La oscuridad del terreno se cortaba con algunas lagunas de luces: Brasilia, luego, bastante después, Sao Pablo.
Brasil era como una gran incógnita en nuestra idiosincracia norteamericana. Lo referenciamos directamente al canaval de Rio. El sambódromo, el descontrol, el samba, chica de Ipanema, la bossa nova. Lula es un caso extraño de presidente suramericano: accedió al gobierno de la mano del PT;la mayoría de los votos populares, después se transformaron en alianzas con la derecha política pero mantiene la confianza de los pobres y les retribuye ese voto con beneficios: las cuatro comidas que prometió en campaña.
La misma amazonia es un enigma para nuestro entendimiento, un lugar cargado de exotismo, lo salvaje, el canibalismo, la madera y el caucho.
No recuerdo bien quien fue ese magnate norteamericano que proyectó todo un imperio alrededor del caucho y el Amazonas. Acaso el viejo Ford? O Howard Hugges? Me inclino por el último. ¡Si habrá exentricidades entre nuestros magnates! La revista Fortune nos mantiene el orgullo en alto cada vez que publica la nómina de los cien hombres más ricos del planeta: cerca del cincuenta por ciento de los nombrados son norteamericanos.
Brasil es como el fenómeno, el ejemplo exótico, de Sur América. Donde conviven la miseria más profunda en las fabelas y la opulencia de los empresarios de Sao Pablo.
Generoso continente de contrastes. Nunca le dimos tanta importancia como se lo merece. Aunque nunca dejamos de mirar su desarrollo. Henry Kissinger siempre cuidó nuestros intereses en la región. Trabajó duro para preservar el status quo: el derrocamiento de Allende en Chile; el visto bueno a las dictaduras latinoamericanas; el negocio de los planes Brady y las deudas externas.
¡Qué maestro el Kissinger!
- Azafata. Una caipirinhia, please?
- Excuse me, sr. We don´t have caipirinhia.
- Vodka?
- Yes, sr.
-Thank you.

martes, 7 de octubre de 2008

God bless America

El viaje

La primer escala en Miami tardó quince minutos, mientras los pasajeros se acomodaron y realizaban los check in de rigor antes de subir a la aeronave. Realicé mi segunda llamada programada para no dejar cabos sueltos.

- Hello? Can I speak with Mr. Gross ?
- Yes, One moment please. Who are you?
- Peter Brogs Meyer.
- ... Peter?
- Si, soy yo Alfred.
- Dónde mierda te metiste? Hace tres horas que mi secretaria trata de ubicarte y sólo consigue que tu contestador la atienda.
- Es que tuve algunos problemitas Al.
- Problemitas? Problemitas, hijo de una gran puta. Qué hiciste con los bonos que te dí para canjearlos?
- Justamente Al. Los bonos no estaban en su precio originario. Tuve que realizar un par de maniobras "financieras". Tu sabes: ingeniería financiera, Al.
- Qué diablos quieres decirme Pet? Dónde esta mi maldito dinero?
- Mira Alfred. Quería llamarte para que supieras que tu dinero está en buenas manos.
- Son of beatch. Your mother fucker.
- Alfred, no es vocabulario apropiado.
- Te voy a encontrar y me la vas a pagar Pet. Te lo juro.
- Ok. No me busques porque no voy a estar cerca. Justo ahora estoy volando hacia un nuevo destino.
- Hijo de puta. Lo vas a pagar.

Corte la comunicación y desconecté mi celular.
La azafata ofrecía una bebida. Quise un whisky. On the rocks.

El avión atravesaba el caribe. De un costado: Cuba, del otro, Jamaica.

Caracas se veía fabulosa desde el aire. El país de Chavez. Maldito militar que nos tiene agarrados de los huevos, el cabrón. Con los barriles de petroleo que nos vende, estamos financiando a un dictador que se está armando hasta los dientes.
Pero qué buen negocio nos estamos creando a futuro. Afganistan, Irak... tal vez Iran ó Venezuela. Quien sabe?
El futuro está en estas tierras, en el patio trasero de los Estados Unidos.
Hace décadas que lo estamos contemplando desde arriba. Sólo es cuestión de tiempo.
Dios bendiga a América.

lunes, 6 de octubre de 2008

Good Bye New York

En carrera


El vuelo atrasó su salido una media hora, tiempo suficiente como para chequear un par de llamadas a mis amigos que aún estaban en la bolsa.
- Hola Michael, habla Peter. Cómo va todo por ahí?
- Peter? Peter Borgs Meyer? Qué haces, tanto tiempo, son of beach?
- Hey. Si soy el mismo. Cómo va todo por la bolsa?
- Es un desastre. Los números se suceden como lluvia y las acciones están cayendo como bosta.
- Michael, novedades de la casa blanca?
- Nada. El bruto Bush no deja de cacarear sobre la economía y el esfuerzo de los contribuyentes. La pelea se va a dar en el Senado. Creo que tanto los demócratas como los republicanos vana aprobar el rescate.
- Eso espero Michael. Oye, mientras me ausento por unos negocios, podrías mantenerme al tanto de mis clientes? Es un favor que te pido. Por los favores dados. Si, Michael?
- Pero qué hijo de puta! De negocios? En este fuckin moment? A quién cagaste ahora?
- Menos pregunta dios y más perdona. Además, no quisiera acordarme de aquel año 1997. Crisis asiática? Eh, Michael? Tigres asiáticos?
- Ok. Ok. Ya entendí, guy. Al teléfono habitual o al paralelo?
- Al paralelo Michael. No quiero que me rastreen y me encuentren.
- Good Lucke!
- Gracias Michael.

La azafata me preguntó si iba a querer la cena.
Off course! - le dije.
El viaje iba a ser largo y no había probado bocado en todo el día. Los trámites previos me demoraron más de la cuenta.

Miles de veces había visto la ciudad desde el aire. Una mancha gigantesca de lucecitas que comienza a perderse en un mapa de lucecitas y oscuridades que se extiende como el aceite.
El contraste con la oscuridad del oceano es llamativo.

- Buenas noches. Les habla el comandante de la aeronave. Este es el vuelo AA 546 con destino Buenos Aires, Argentina. Haremos un par de escalas en Miami y Caracas. El cielo está despejado y corre una brisa leve del noroeste. Que tengan un buen viaje.

- Gracias Mr. Eso espero. - pensé, mientras la azafata comenzaba las maniobras de rutina con gestos y mímica.

Abrocharse el cinturón de seguridad.
Los objetos de menor tamaño, favor guardarlos en el portaequipaje.
Sobre sus cabezas, en caso de emergencia, aparecerán unas mascarillas de oxígeno.
Debajo del asiento hay salvavidas.
Favor de abrocharse el cinturón.
Gracias.


Tétrico!

sábado, 4 de octubre de 2008

Welcome to the Jungle

Bienvenidos a mi diario.